Aquí se leen (o se solían leer) los ejercicios de escritura automática de un tipo al que le encanta levantarse tarde... pero no puede.

Despedirse sin querer y salir por la puerta de atrás sin darse cuenta

Patear las canecas de basura y ponérselas de sombrero a la señora de rulos que otea el horizonte desde su ventanita de flores. Al señor que seca la ropa en el balcón de encima insultarlo con términos salvajes, espetarle denuestos sin definición aparente y tildarle de loco por la manera en que se peina las cejas. Si a los pájaros del ventanal de más arriba se les abriera la jaula, el edificio entero ardería de escándalo. Pájaros sin plumas, aletargados por el abuso del Seconal. Aves de rapiña venidas a nada a punta de espantos y tratos impersonales de parte de sus amos. Se les deja ahí encerradas por conmiseración. La mujer que canta en la terraza no ha podido superar el duelo. Y la vida la mastica entre grumos de tabaco que compra baratos en la tienda de la esquina. José que le vende picadura ha intentado hacerla entrar mil veces en razón. No coma tanto ají con cigarrillo, Teresita, vea que eso poco a poco le abre un hueco en el cerebro. Pero ella a lo sumo le mata un ojo o le empina una ceja y vuelve a sus oficios de ama de casa sin esposo. La vida corre suave, pero con una música de fondo endemoniada en el edifico Arturo de la calle 12, donde los automóviles no se detienen nunca por miedo a ser violados. Donde las horda de niñitos con los dientes afilados van haciendo historia. Y donde las mujercitas son llevadas pronto a otros sitios antes de que le tomen afición al los bailes de garaje. Fiestecillas inocentes en las que a las mayores de once años se les da carta blanca para moler a palos sus deseos contra el primero que les atraviese. Se ha pensado encerrar todo el sector en una malla. Pero sería una atracción turística demasiado cara. Y quizás sólo tenga interés para dos o tres pintores o cronistas huérfanos de tema. (Tiempo de escritura¨6’14”. Edición: 3’27”)

2 entusiastas que decidieron alimentar la máquina:

Esteban Dublín dijo...

Está bien igual. A la larga despedirse queriendo y salir por la puerta de adelante completamente consciente es muy aburrido, ¿o no?

ColoresMari dijo...

Hermosas, terapéuticas, sencillas, humanas... Así se me hacen las creaciones que leo en este blog... Hermosas por lo sencillas y naturales. Las cosas se parecen a su dueño, qué no haya duda!